EL ÚLTIMO SERMÓN DEL PROFETA ﷺ

  بِسْمِ ٱللَّهِ ٱلرَّحْمَـٰنِ ٱلرَّحِيمِ 


El Profeta Muhammad ﷺ pronunció su último sermón (Khutbah) el nueve de Dhul Hijjah (12 y último mes del año islámico), 10 años después de la Hijrah (migración de La Meca a Medina) en el valle de Uranah del monte Arafat. Sus palabras fueron claras y concisas y estaban dirigidas a toda la humanidad. 


Luego de alabar y agradecer a Allah, dijo: 


“Oh creyentes, escuchen con atención, porque no sé si después de este año volveré a estar entre ustedes. Por lo tanto, escuchen con mucha atención lo que les digo y lleven estas palabras a quienes no pudieron estar presentes hoy aquí.


Oh creyentes, así como ustedes consideran este mes, este día y esta ciudad como sagrados, de igual manera consideren la vida y propiedad de cada musulmán como sagrado. Devuelvan las cosas que le fueron confiadas a sus dueños. No lastimen a nadie para que nadie os lastime. Recuerden siempre que ciertamente se encontrarán con su Señor, y que Él preguntará por vuestras acciones. Allah les ha prohibido tomar usura (interés), por lo tanto, de ahora en adelante, se abolirá toda obligación de interés. Sin embargo, es una obligación devolver el capital de un préstamo. No perjudiquen y no serán perjudicados. Allah ha declarado ilícita la usura y todo interés que se deba a Abbas ibn Abd Al-Muttalib (el tío del Profeta) queda abolido de aquí en adelante... 


Tengan cuidado de Shaytan, por la seguridad de su religión. Él ha perdido toda esperanza de poder llevaros por el mal camino en los pecados grandes, así  tengan cuidado de no seguirlo en lo pequeño. 


Oh creyentes, es cierto que tienen ciertos derechos con respecto a sus mujeres, pero ellas también tienen derechos sobre ustedes. Recuerden que las han tomado como esposas solo con el permiso de Allah y con Su consentimiento. Si ellas cumplen con vuestros derechos, entonces a ellas les pertenecen sus derechos a ser alimentadas y vestidas. Traten bien a sus mujeres y sean amables con ellas, ya que son sus compañeras. Y tenéis derecho a que ellas no hagan amistad con quienes ustedes no aprobéis, así como que nunca se comporten de manera indecente.


Oh creyentes, escúchenme, adoren a Allah, establezcan sus cinco oraciones diarias (Salah), ayunen durante el mes de Ramadan y den de su riqueza el Zakat. Realicen el Hajj si está dentro de sus posibilidades. 


Toda la humanidad proviene de Adán y Eva, un árabe no tiene superioridad sobre un no árabe ni un no árabe tiene ninguna superioridad sobre un árabe; además, el blanco no tiene superioridad sobre el negro ni el negro tiene superioridad sobre el blanco, excepto por la piedad (taqwa) y las buenas acciones. Sepan que todo musulmán es hermano de todo musulmán y que los musulmanes constituyen una hermandad. Ninguna pertenencia será legítima para un musulmán si pertenece a otro musulmán, a menos que se lo haya dado libre y voluntariamente. Por lo tanto, no sean injustos los unos con los otros.


Recuerden, un día estarán ante Allah y responderán por sus acciones. Así que tengan cuidado, no se desvíen del camino de la rectitud después de mi muerte. 


Oh creyentes, ningún profeta o mensajero vendrá después de mí y ninguna nueva fe nacerá. 


Razonen bien, oh creyentes, y reflexionen las palabras que les transmito. Les dejo dos cosas, el Corán y mi Sunnah, si los siguen nunca se desviarán.  


Que los presentes informen a los ausentes; puede ser que los últimos sean quienes entiendan mis palabras mejor que aquéllos que me escucharon directamente.


¡Oh, mi Señor! ¡Sé testigo de que he llevado Tu mensaje a las personas!”


Así el Profeta completó su Último Sermón, y entonces, sobre el monte Arafat, la revelación descendió:

“…Hoy os he perfeccionado vuestra religión, he completado Mi gracia sobre vosotros y he dispuesto que el Islam sea vuestra religión…” (Corán 5:3)


Fuente: (Referencia: Ver Al-Bukhari, Hadith 1623, 1626, 6361) Sahih del Imam Muslim también se refiere a este sermón en el Hadith número 98. El Imam al-Tirmidhi ha mencionado este sermón en los Hadith núms. 1628, 2046, 2085. El Imam Ahmed bin Hanbal nos ha dado la versión más larga y quizás la más completa de este sermón en su Masnud, Hadith no. 19774.

Traducción del FR al ES: Tariqu As-Salafi

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